¿Por que nacieron y que son?
Durante años, las favelas debían ser etapas temporales para gente pobre que, una vez mejorada su situación económica, las dejarían para ir a mejores sitios. Pero hay familias que llevan ya cuatro generaciones en la misma favela.
El término favela surgió en Brasil y es empleado genéricamente como un área pobre en el espacio centro-urbano. Sin embargo, en la década del '50, el Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE) decidió por primera vez incluir a los asentamientos irregulares en los censos poblacionales, y para ello trazó una definición de favela que incluye a los aglomerados humanos que poseen parcial o totalmente las siguientes características:
- Más de cincuenta casas.
- Tipo de vivienda: aglomeraciones donde predominan las casas de aspecto rústico o barracos.
- Condición jurídica de ocupación: terrenos de terceros o de desconocidos con construcciones sin licencia y sin fiscalización.
- Servicios públicos imprescindibles: ausencia parcial o total de red sanitaria, energía eléctrica, teléfono y agua corriente.
- Urbanización: falta de calles, casas sin matrículas y, por lo tanto, sin dirección.
Según el Plan Maestro de la Ciudad de Río de Janeiro, de 1992, "favela es la área predominantemente habitacional, caracterizada por ocupación de la tierra por población de bajos ingresos, precariedad de la infraestructura urbana y de servicios públicos, vías estrechas y de alineación irregular, lotes de forma y tamaño irregular y construcciones no licenciadas, no acordes con los patrones legales”.
Lo que sus habitantes buscaban era lo proximidad de los locales de trabajo: obras de construcción y después servicios en la Zona Sur; fábricas en la Zona Norte y Periferia; servicios y fábricas en el centro. En esta época los procesos de metropolización aún no estaban tan acentuados y la ocupación ilegal de tierras, prohibida por ley, en la práctica era permitida, aunque se hiciesen contra ello todas las acusaciones, que iban desde considerar las favelas como focos de insalubridad, vergüenza urbana hasta denunciarlas como antros de crimen y de marginalidad.
Forma de Vida
Las clases medias brasileñas y las altas, obviamente, hacen la vista gorda a estas construcciones monstruosas que denotan una suerte de estilo colonial. Calles empinadas, viviendas precarias y escasas de luz natural, pasajes que parecen laberintos, marginalidad, violencia y delito, generan la exclusión social y económica recaiga sobre sus habitantes y sean vistas como un submundo.
Pero a partir de los años En Río de Janeiro existen una 750 Favelas, donde viven el 20% de la población total de la ciudad. La Rocinha que es la más afamada se encuentra ubicada en un lugar privilegiado del mapa, en una colina frente al mar.
Pero el paseo por la Favela no es únicamente querer divisar delito, violencia y droga, allí usted podrá disfrutar también de eventos culturales, arquitectura, música, mercados, etcétera.
No hay cines en el 93% de los más de 5.500 municipios brasileños, ni teatros en el 86%, ni librerías o comercio de discos en el 65%. Los museos sólo están disponibles en el 14%. Las bibliotecas, sin embargo, están presentes en el 76%. Estos datos dan una idea de la carencia de infraestructuras que sufre Brasil.
Organización social

Es obvio que el fenómeno tiende a concentrarse en áreas donde la pobreza y la indigencia son características esenciales de vida. Desempleo, irregularidad de ingresos, niveles muy bajos de educación, falta de acceso a servicios públicos, viviendas deficientes, contaminación ambiental, riesgo de enfermedades contagiosas.
Quien las controla

Río de Janeiro ocupa el primer puesto en el escalafón mundial de “muertes violentas intencionales”. Según las autoridades, el año pasado se presentaron un poco menos de cinco mil homicidios, de los cuales el cincuenta por ciento estaba asociado al narcotráfico. (Los números no reflejan incidentes como “muerte por violación, o “muerte por participar en un motín”). Cada año los gánsteres son más jóvenes; hoy en día, algunos de ellos no tienen más de diez años
Pagar impuestos a los traficantes a cambio de “seguridad” en el caso de los comerciantes, y sobretodo la ley del silencio que imponen los traficantes que impida que ningún “morador” - habitante acuda nunca bajo ningún concepto a la policía para denunciar a algún traficante. También es muy frecuente que los moradores sean obligados a esconder las armas o las drogas en sus casas. El problema es que nos enfrentamos a una policía muy corrupta, en la que la población no confía, y a la que atribuye los más horrendos crímenes. El estado ha desocupado sus funciones abandonando el pueblo a su suerte.
Como acceden a servicios publicos
muy buen trabajo
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